Fernando Gil Villa


LIBROS 


Hechizos de casa y luna (1997)

Brasilia en verso (1997)

Señales de humo (2000)

Otra tierra (2005)

O náufrago e a princesa (Literatura de cordel. 2006)

Esto queda (2008)

Palabra de náufrago (Verbum, 2014)

La voz y el sigilo (Olifante, 2017) Prólogo de Vicente Vives. 

Reparación del fuego (Diputación de Salamanca, 2018).

Canción de entretiempo (Premio Álvaro de Tarfe 2018)

El vacío (Carena, 2022)


 


PARTICIPACIÓN EN ANTOLOGÍAS:

-  I Antología de poesía española contemporánea. Y lo demás es silencio. Vol 1. Madrid: Chiado (2015),

XVIII Encuentro de Poetas Iberoamericanos. Antología en homenaje a León Felipe. Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes (2015),

- V Encuentro de escritores por Ciudad Juárez. Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes (2015),

-  Umbrales de la memoria. Antología en memoria de Juan Ruiz Peña. Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes (2015). 

- Antología Me gusta la navidad. Cuadernos del Laberinto (2016).


BREVE ANTOLOGÍA PERSONAL EN:


http://poetassigloveintiuno.blogspot.com.es/2015/11/fernando-gil-villa-17326.html



ALGUNOS POEMAS:


DE ¨El VACÍO" (Carena, 2022)


 

I

 

 

Now they´re left vacant truths, like angel eyes on

The old gravestones

E. Bishop

 

The wind crosses the brown land, unheard.

The nymphs are departed

T.S. Eliot

 

 

 

 

El sol es sal,

degusta terrones de sal a la luz de la luna,

carne procesada, vaciada de sudor y lágrimas,

liberada del dolor. Oh vacío, oh liberación.


Lavarse, sudar entre paredes, sudar con las paredes.

Jabonosas manos. Riqueza es el sudor de mi dudosa mortalidad.

Tintarse. Ríos de tinta parten del mar de los supermercados

y desembocan en los hogares para llenar de color las cabecitas blancas y aturdidas, sudorosas y dudosamente inmortales.

Oh liberación, todo este trajín de fantasmales carros de compra

que se llevan entre manos las conciencias.

 

Abro la ventana, le presto un quejido a la brisa que recorre el parque

y lo vomita sobre la falda plisada de la acera.

 

Se abren las nubes de abril como compuertas,

un sol largamente confinado

sale como caballo desbocado. 

Acompaño con la vista a un caniche flâneur

que asciende como bola de fuego.

Me invita a levitar y me señala a su dueña,

que levita también sobre estratos de edad

calcificada con su cabellera de algodón.

Y advierto otras almas ocultas en las ventanas,

bailando a lomos de hedores nauseabundos,

embriagando la atmósfera hasta hacerla retorcerse

como serpiente encantada.

 

Todavía pueden descansar nuestros destinos

con sus pesadas alas de viejos zorros voladores

sobre los nidos de antenas.

Solo alguna ardilla logra contagiar algo de vida

con su sigilo. No conoce el ángel soledades mas extremas

que las de este canto abandonado.

 

La decadencia se esconde en la gaveta,

en la talla de una virgen anacrónica.

La decadencia se casa con las buganvillas

antes de que irrumpan los narcisos

en el callejón de las sombras.

 

Sobre la alacena reposa el cuerpo vidrioso y momificado

de una Coca-Cola.

El óxido de su chapa se transmite al ladrido del perro

y a un sol triste en su lento patrullar.

 

Pequeños negocios flotan como boyas

que el vacío de la soledad protege.

Si vendieran algo más se hundirían.

Apenas la agrietada piedra resiste

el pulso de la insigne clorofila.

 

Abril nos invita a contemplar el espejismo del parque infantil,

con parejas de palomas festejando la ciudad fantasma.

Cuando yo era niña…, me dices por teléfono.

Supongo entonces que el pastel de la decadencia se agrió

y que los tordos se retiraron a las selvas nuevas

que ahora asoman en los rincones.

No dejo de preguntarme cómo puede la selva

acontecer en la ciudad,

cómo puede el río aligerarse

de floresta y en ropa interior atravesar

sigiloso la avenida inyectada de mortero,

cómo pueden los ojos ver tanto y ver tan poco

desde la torre infructuosa de los espejos.

 

Coloso herido sobre alfombras parece nuestro ser

encerrado en el vacío.

Ajada la visión y el deseo,

la calima y el lienzo

donde no logra la luz

asentarse al atardecer,

no logra, no logra.

 

Camino encorvado,

sobre un espíritu levantisco

largamente doblegado.

Despliego actitudes y esencias

de viejo acordeón.


Siempre olvido algo cuando voy al supermercado.
Ahí podéis una señal de mi decadencia.
Siempre llevo restos de pobreza

en el bolsillo: herencia extraña que se oculta

como discreto y divino tesoro,

remedio casero contra una ambición o locura

que no decae.

Sirvo de coro a la ciudad

y la ciudad me sirve de coro.

Nunca terminamos de caer

el uno en el otro. Sones

de cadencia imperfecta.

Larga caída al ángel.
-inacabable es el ser de inacabada cadenza -

Apelo a la niebla, necesito su algodón quirúrgico.

Las casas se deshacen en una densidad de papilla

que devoro hasta empacharme. Nos ha caído del cielo

el antiséptico con el que limpian el escaparate allí arriba:

lluvia ácida.

Recupera mi cuerpo su tono

de fruto extinguido.

 

 

 

 

 

 






DE “PALABRA DE NÁUFRAGO” (Verbum, 2014)


 

 

EL ÁRBOL DEL PARAÍSO

 

Supongo que puede decirse 

que viví bajo la sombra 

del árbol del paraíso 

Elaeagnus angustifolia—. 

Sus frutos pequeños y redondos 

al ser liberados por loros silvestres 

impactaban sobre el tejado 

de la cabaña como tacones 

de naturaleza hueca. Supongo 

que puede decirse que seres 

alados y primaverales actualizaban 

el paraíso en un goteo de fuegos 

artificiales.

 

La irritación y la falta de sueño 

me incitaron a la blasfemia 

le menté al padre y supongo 

que el resto de la historia estaba

escrito: al regresar me topé 

con las vacas flacas

plagas de recortes devastaban 

mi país y el infierno me cubría

con su sombra.

 

LA CAMPANA

 

Todas las tardes ponía la campana 

no para cocinar sino para amortiguar 

los ruidos de los vecinos: así te arrullaba 

hijita. 

Pero el martes pasado tuve que apagarla 

porque le dolía la cabeza a tu madre. 

Poco después hubo un seísmo 

y saliste disparada

con el tigre la jirafa y los dos monitos. 

Todavía temblamos del susto.

Desde entonces no dejo de pensar 

en la campana me digo: 

si hubiera sonado la campana.

 

LA FOTO DE CARNÉ

 

Cada vez que abro la cartera

sus hojas de plástico se despliegan 

como pétalos de una flor adormecida

por el calor de mi cuerpo 

y allí en el fondo 

tumbada como una reina 

sonriente en su flojera

está ella. 

Despierta por un instante 

y me saluda: brujito qué tal va todo. 

Bien gracias ¿y tú estás bien? ¿Crees 

que te cuido bien? Entonces 

como para demostrárselo 

justo cuando el vendedor frunce el ceño 

cierro con cuidado la cartera 

como si metiera la vuelta 

de un billete de quinientos euros 

miro alrededor con la ansiedad de un animal 

en peligro y por fin escondo suavemente

el tesoro en el rincón más delicado 

de mi geografía.

 

 

SPANISH REVOLUTION

 

Grupúsculos incipientes 

llegados de Liliput 

acamparon en mi cuerpo 

desplegaron 

manifiestos con sus manos sonajeros

aguardaron 

la esperanza sin tanta paciencia y

se marcharon 

con la música a otra parte 

dejaron 

mi cuerpo hecho tierra 

de nadie sembrado 

con banderitas descoloridas 

lograron 

que mi cuerpo ya no me pertenezca.

 

 

MOVIMIENTO ESTUDIANTIL

 

Mueve Chile 

el insoborno motor 

salud de antigua herida. 

Noticia doy: que la tumba 

de Pericles se deslizó historia abajo 

y quiere salir de la mochila 

de algunos estudiantes

que la tierra se puso de parto 

y esta sensación de formar todos parte 

de una inmensa contracción.

 

 

RUMBO A VERACRUZ

(A MARIBEL)


Ella se alzó como flor

como animal salvaje como sueño. 

El océano se me tuvo que llevar 

rumbo a Veracruz 

pero ahora sí que sin Cortés 

y sin indios totonacas. 

Ahora hay un puesto de coca­cola para náufragos.

 

EL PUNTO DE VISTA DE LA MOSCA

 

Entró y al ver que su amiga yacía

Inmensamente petrificada en la tundra

de la cortina le propinó cariñosos golpes 

con sus patas para acentuar el reproche: 

ingenua te dije que no te arriesgaras 

que son asesinos que no comprenderían 

el arte de tus zumbidos ni los mágicos 

reflejos de tu piel –cuántos concursos

no ganaste ingrata con este azul metálico 

y este verde esperanza­. 

 

De qué sirve la belleza 

si la mirada está sucia 

de qué la bondad voladora 

si el aire está cargado de pólvora. 

 

Al oír aquello le abrí la ventana 

pero ella me ofreció obscena su lomo.

 

UNA RECETA

(A Mª CRUZ VILLA FELIPE)

 

Quieres mis palabras como querrías mi mirada

si no pudiera hablar

como  adivinaste  mis pasos

hasta abrocharlos en silencio en tu rosario de recuerdos.

¡Cuántas veces te vi rezarlo!

Sé que en tu corazón arden

mis diabluras con el aire que te alienta

y que tirabas cada noche mis dolores

a la basura del olvido.

Llamas a mis versos como llamarías a mis ojos

si no pudiera verte.

Y  todo lo mío amarías

todo lo nuestro

al volver así sobre las cosas

con ese brillo de rosa antigua 

que detuvo al rey del tiempo y le obligó 

a descubrirse.

Después de todo —me dices—

ser la mejor madre del mundo

no es tan difícil: sólo tienes que callártelo.




DE “ESTO QUEDA” (Eclipsados, 2008)


INCENDIO

Ardió primero lo sagrado.

Luego el resto.

Y no nos llamamos nada

porque también ardieron las palabras

en el fuego de la vergüenza.

 

De los muertos que vinieron quedó

el grito sin voz, increíble.



INUNDACIONES


Hoy el diario habla de nuevas inundaciones:

habríamos dado muerte

al arcoiris.

 

Pero la verdad es que hace días que

tenemos el alma inundada y

que el papel de diario arde próximo,

en un pozo violeta.



NECESITO UN MASAJE

 

Mientras esperas,

sentado en el sofá,

que se pose la mano tibia,

ha de pasar sobre la tierra

un silencio de niños dibujado,

el traje del obrero con polvo de pastel,

y luego pequeñas cosas: delfines

flotando en azulejos, el impulso

misterioso de músicas lejanas.

 

Mientras esperas que los azulejos

de tu cuerpo brillen entre sus manos,

tienes el derecho a creer

que nunca acabaremos

porque no somos la nube

sino algo más ligero,

una huella que dejó el cielo:

viento

celeste.



 

ACCIDENTE

 

Dos ojos hacen un mundo

y los mundos salen corriendo

por caminos color gris

ceniza.

 

Breve instante de mariposa,

ya son ceniza

los ojos claros de sus alas.


 

AHORA QUE SOMOS AUTONÓMICOS

 

Autonomía             nos han

llovido los adentros.

Seremos mar sin remedio.


 

MATERIA VIRTUAL

Un pegaso arrasador

siembra el éter con ondas;

cada vez con mayor frecuencia.

 

Entre ellas seremos luz,

bella nota del silencio

en el pentagrama del olvido.